Memoria selectiva de la Iglesia

LOS MARTIRES DE DE LA DESMEMORIA
La historia edulcorada por la jerarquía católica ante la beatificación de los llamados 498 mártires españoles del siglo XX se salta siempre la misma pagina.
“Todos los asesinatos son condenables, pero no todos los asesinados son mártires”,señaló el portavoz de los obispos, Juan Antonio Martínez Camino, preguntado por esta causa olvidada.
Entre los 498 nuevos beatos de la Guerra Civil, hay elementos comunes. Todos murieron de manera trágica en el umbral del conflicto o avanzado el verano de 1939. Todos han sido, desde entonces, ensalzados por la Iglesia del poder nacional católico. Todos han ocupado un lugar en su recuerdo y en sus oraciones. Pero ninguno murió por orden del bando franquista. Eso los diferencia y les garantiza un lugar en la memoría de la Iglesia, que ha resultado ser tan coincidende en lo temporal con la agenda del Gobierno, como selectiva en cuanto a su rigor histórico.
Durante la presentación de los actos que coronarán esta causa de beatificación masiva el 28 de octubre en la plaza de San Pedro del vaticano, Juan Antonio Martínez Camino negó cualquier discriminación hacia l os religiosos asesinados por orden del bando sublevado. Casualidad o no, ninguno ha sido elevado aún a la gloria del Vaticano.
Martínez Camino lavó sus manos y las del episcopado. Se excusó señalando que las causas sobre la posible santidad de una persona no las inician los obispos, sino los fieles. “La conciencia del pueblo de Dios es donde está depositada la fama de santidad o de martirio”, concretó. Cuando se presenta una causa, “no hay prejuicio previo que cierre el camino a nadie”, dijo el portavoz de los obispos.
Sacerdotes depurados.
Pero nadie ha iniciado causa alguna a favor de sacerdotes o religiosos por las balas del bando fascista. Su memoria sigue viva sólo en los archivos de historia.

José Pascual Duaso párroco de Loscorrales, en Huesca, no tuvo una lápida en su tumba hasta mediados de los años 50. Nadie se atrevió a colocarla para evitar remover una de las páginas menos conocidas de la otra cara de la Iglesia durante la Guerra civil, la que murió bajo las balas del bando sublevado.

José Pascual había nacido en Torla, Huesca. En 1880,”en el seno de una familia de izquierdas, republicana y socialista de escasos recursos económicos”, según cuenta Victor Pardo, periodista, escritor y la pesona que mejor ha investigado la historia de este asesinato. No queda más testimonio que el que víctor recogió entre los familiares del cura.

De la memoria de Padcual Duso, apenas hay una sombra en el pequeño pueblo oscense de Loscorrales, que ronda el centenar de vecinos.

Nadie pone ya flores en su tumba, recuerdan allí. El mismo olvido pesa sobre la tumba de su presunto asesino, un falangista de pasado republicano que pasó dos años encarcelado por este motivo y quedó en libertad sin cargos en 1942.

La leyenda que rodea al párroco de Loscorrales dice que lo asesinaron opor comunista,por compartir la leche de sus vacas con los vecinos del pueblo sin distinguir afiliación política. La realidad es más compleja y en su asesinato influyeron tanto las razones políticas como las rencillas personales.

Un hombre de ley.

Joaé Pascual Duaso fue asesinado el 22 de diciembre de 1936 en su propia casa. Tenía 56 años. El cura de Loscorrales era el único que recibía prensa periódicamente. Su radio era también la única del pueblo y sonaba en la ventana cuando había algún acontecimiento importante, según explica su sobrino Antonio Pascual .El cura “era de izquierdas y no lo ocultaba”, admite.

Otro de sus sobrinos, Eusebio Pascual, también fallecido, no se mostraba tan tajante: “No tenía nada de republicano ni de fascista. Era un hombre decente, un verdadero cura que practicaba la religión de Cristo. Tenía dos vacas y regalaba la leche, montó una escuela nocturna para enseñar a leer y escribir a la gente que estaba todo el día en el campo y era analfabeta.. Era un hombre que se comportaba como republicano, pero era monárquico, incluso votó a Gil Robles. En realidad, no era nada, sólo un hombre de ley”, concluye Eusebio, que vivió exiliado en Buenos Aires.

El cura Duaso era un hombre respetado, que no se acomodó al orden impuesto por la falange en Loscorrales. Los falangistas pidieron al obispo el traslado del párroco. El prelado no hizo nada y el acoso continuó.

A las razones políticas, se unían motivos personales. Una lista amañada contr el cura fue la trampa que le valió la muete. Tres falangistas le dispararon en su casa.

Jerónimo Alomar sacerdote. Fusilado poel ejército rebelde el 12 de mayo de 1937 en Palma. Tenía 42 años. Trató de interceder por su hermano, detenido por militar en Ezquerra republicana, fue acusado injustamente de espionaje. Los falangistas confiscaron sus propiedades y las de su familia.

Matías Usero sacerdote secularizado. Militó en el PSOE y fue un activo dirigente comarcal de II república, causa que abrazó con entusiasmo. Fue fusilado en cástillo de San Felipe, en el Ferrol, el 20 de agosto de 1936.

Andrés Ares párroco de Val do Xestoso, A coruña. Asesinado el 3 de octubre de 1936. Se negó a aportar fondos de la comisión de fiestas de su pueblo a la falange. Fue detenido y acusado de dar ese dinero a la Republica.

Dieciséis curas y religiosos vascos fueron asesinados por las tropas franquistas sin renunciar tampoco a su fe.

El golpe de estado de Franco fracasó inicialmente en Guipúzcoa. La columna del general Mola entro en San Sebastián el 3 de septiembre de 1936. Como en el resto de España, ocupación se convirtió en sinónimo de depuraci´on. Republicanos y nacionalistas vascos fueron el primer objetico. La sotana no fue, en esta ocasión, un salvoconducto. Dos curas en Renteria, Gervasio de Albizu y Martín de Lecuona, fueron los primeros. El 8 de octubre de 1936, eran fusilados sin renunciar a sus convicciones religiosas ni sus ideas.

Durante las tres semanas siguientes, serían ejecutados por el bando rebelde 14 religiosos más, entre ellos el cura y escritor José de Ariztimuño.

No fueron hechos aislados. En un territorio en el que el nacionalismo está fuertemente ligado al fenómeno religioso, el asesinado de sacerdotes era algo más que un simple aviso.

Franco obedece al cardenal.

“Tenga Su Eminencia la seguridad de que esto queda cortado inmediatamente”, respondió Franco al primado de los obispos españoles, el cardenal Isidro Goma, cuando éste se quejó ante el general tras tener conocimiento de las ejecuciones de religiosos vascos.

Cuenta también el historiador Julián Casanova que a los dieciséis curas asesinados “se les tomó declaración en juicio sumarísimo antes de la ejecución . Los fusilaron vestidos de seglar, de noche, para evitar publicidad, avisados poco antes para evitarles sufrimientos morales”. Dos jesuitas entuvieron con ellos en un improvisado confesionario, en el interior de un automóvil.

Goma detuvo los asesinatos. La jerarquía de la Iglesia, “identificada y fusionada con las armas franquistas, hablaba con quien tenía que hablar y presionaba a quien tenía que presionar. Este era el método. Y lo podían haber utilizado para truncar bruscamente los asesinatos de muchas más personas, de miles de ellas. Pero no eran sacerdotes, sino rojos y canallas mrxistas por kis que no valía la pena incordiar al Generalísimo”.

La represión de Franco contra el clero vasco no se detuvo ahí. Decenas de curas y religiosos fueron encarcelados. El obispo de Vitoria, Mateo Múgica, favorable a la sublevación, acabaría siendo una excepción dentro de la complaciente jerarquía católica.

El obispo exiliado.

Múgica protestó por los abusos del bando sublevado contra clérigos y creyentes en su diócesis. Se quejó y acabó por convertirse en un exiliado. Instalado en Roma desde mediados de octubre de 1936, Múgica no regresó a España hasta diez años después. Fue condenado al ostracismo hasta su muerte. Su pecado fue de omisión. No firmó la Carta colectiva del Episcopado español a los obispos del mundo entero, encargada por Franco al cardenal Goma, un pacto firmado en julio de 1937 que uniría para siempre a la dictadura con la jerarquía de la Iglesia.

De (MIGUEL ANGEL MARFULL-PUBLICO 14 DE OCTUBRE DE2007)



 
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